Los Lobeznos y el Océano de las Estrellas

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Los Lobeznos y el Océano de las Estrellas
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Los Lobeznos y el Océano de las Estrellas. Érase una vez en un bosque de pinos y abetos, vivían un grupo de lobeznos muy jóvenes e intrépidos. Siempre estaban en busca de aventuras y juegos nuevos que pudieran entretenerles. Cierto día, mientras jugaban a las escondidas, se toparon con un viejo lobo que les habló sobre el Océano de las Estrellas que se encontraba en lo más profundo del bosque.

«Nunca antes había oído hablar de ese lugar», dijo uno de los lobeznos.

«Es un lugar mágico y único en el que las estrellas se reflejan en el agua y crean un espectáculo maravilloso», respondió el viejo lobo.

Los lobeznos no podían resistirse a una aventura como esa, se juraron a sí mismos que irían y descubrirían todo lo que pudieran. Así, salieron en su búsqueda, adentrándose cada vez más en el espeso bosque.

La caminata fue larga y difícil pero valió la pena pues, a lo lejos, lograron divisar una enorme extensión de agua. No parecía ser un océano, pero su belleza era tal que los pequeños lobos no pudieron contenerse y se lanzaron al agua. El contacto con el frío líquido les hizo saltar y gritar de emoción, pues nunca antes habían sentido una sensación como esa.

De repente, una extraña luz se posó sobre el horizonte estrellado y empezó a contraerse, acercándose cada vez más. Los lobeznos, asombrados por lo que estaban viendo, no pudieron más que quedarse observando. La luz se convirtió en una figura humana flotante, con un cuerpo cubierto de estrellas y una larga melena plateada.

«¡Buenas noches, queridos lobitos!», saludó la figura. «Me llamo Estrella y soy la protectora del Océano de las Estrellas. He venido a conocerles porque tenéis en los ojos la curiosidad y el espíritu aventurero necesario para conocer este maravilloso lugar».

Los lobeznos no podían más que saltar y brincar de alegría, pues la figura de Estrella les parecía tan mágica como el lugar en el que se encontraban. Al instante, la figura les enseñó todo lo que había que saber sobre el Océano de las Estrellas, desde los tipos de criaturas que habitaban en él hasta las curiosidades más divertidas sobre sus espejismos y su magia.

Los lobeznos estaban emocionados y, al mismo tiempo, abrumados pues toda esa belleza les parecía demasiado para su pequeña cabeza. Por esa razón, Estrella los invitó a navegar en un bote a través del Océano para mostrarles su belleza a través de sus propios ojos.

El bote era pequeño pero suficiente para que todos pudieran subir a bordo. Una vez allí, los lobeznos se prepararon para la navegación, al mismo tiempo que la figura de Estrella se elevaba sobre ellos en su forma estelar, brillando con una luz aún más intensa que la de las estrellas del cielo nocturno.

El viaje por el Océano de las Estrellas fue una experiencia única en la vida para los lobeznos. La luz de las estrellas y la magia del agua se unieron para crear una sensación indescriptible. La figura de Estrella les fue mostrando cosas jamás vistas y descubrieron un mundo más allá de lo que alguna vez imaginaron.

Al terminar el recorrido, los lobeznos agradecieron a Estrella su guía y se despidieron con la promesa de regresar algún día. Como respuesta, la figura les regaló algo especial: una estrella dorada que brillaba como el oro en sus manos.

«Esta estrella les la entrego porque han demostrado ser especiales. No todo el mundo posee el valor y la curiosidad que los llevó hasta aquí, en el Océano de las Estrellas», dijo, mientras la figura de Estrella desaparecía en el horizonte oscuro.

Los lobeznos guardaron la estrella dorada como un tesoro y volvieron a casa, celebrando su aventura con saltos y juegos. Aquel viaje para ellos se convirtió en una experiencia mágica e imborrable, llena de alegría y de nuevas emociones. Y así, los lobeznos se sumieron en un sueño profundo y feliz, soñando con mil aventuras más por descubrir.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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