El caballo que saltaba sobre nubes. Había una vez un caballo muy especial llamado Brumas. Este caballo era diferente a todos los demás, pues tenía la capacidad de saltar sobre las nubes y recorrer el cielo como si volara.
Un día, Brumas estaba pastando en un prado cercano a su hogar cuando vio a un pequeño zorro que estaba atrapado en una madriguera. El pobre animalito intentaba salir, pero no podía hacerlo.
Brumas, al ver la situación, no dudó en ayudarlo y decidió saltar sobre las nubes para llegar hasta la madriguera y rescatar al pequeño zorro.
Una vez que llegó al lugar, Brumas despejó la tierra que cubría la entrada de la madriguera y con un ligero empujón logró que el zorro pudiera salir.
El pequeño animalito estaba muy agradecido, tanto que decidió hacer algo por Brumas para mostrarle su agradecimiento. Le preguntó en qué podía ayudarlo y Brumas sin dudarlo le pidió que le ayudara a realizar su gran sueño: conocer el mar.
El zorro, confundido, le explicó que eso era imposible, pues el mar se encontraba muy lejos del prado en el que vivían. Brumas intentó explicarle que él podía saltar sobre las nubes y llegar a cualquier lugar, pero el zorro no terminaba de entender.
Brumas se dio cuenta de que necesitaba enseñarle al zorro lo que era capaz de hacer y decidió invitarlo a subir a su lomo para recorrer los cielos. El zorro, emocionado y asustado, se aferró con fuerza al pelaje de Brumas y juntos saltaron sobre las nubes.
Una vez que estuvieron en el cielo, Brumas le mostró al zorro todo lo que era capaz de hacer. Saltaba sobre las nubes como si fueran trampolines, volaba entre las estrellas y recorría el firmamento a toda velocidad.
El zorro estaba maravillado, nunca había visto algo así en su vida. Brumas, al ver la felicidad en el rostro del pequeño animalito, se dio cuenta de la importancia de compartir sus habilidades y de ayudar a quienes lo necesitan.
De regreso al prado, el zorro le agradeció a Brumas por haberle mostrado algo tan increíble y le prometió que haría todo lo posible para que su sueño de conocer el mar se hiciera realidad.
Los días pasaron y el zorro contó a todos los animales del prado la historia de Brumas y su habilidad de saltar sobre las nubes. Pronto, el caballo se convirtió en una leyenda y todos los animales del lugar deseaban conocerlo y ver en vivo sus increíbles saltos.
Un día, una familia de patos que vivía en un lago cercano se acercó a Brumas para pedirle ayuda. El lago donde vivían estaba empezando a secarse por falta de lluvias y los patos no podían volar lo suficientemente alto como para ver si en alguna parte había agua.
Brumas, al ver la situación, decidió tomar la situación en sus manos y saltó sobre las nubes para buscar agua en el cielo. Cuando llegó a la cima, descubrió que arriba las nubes eran diferentes, más compactas y sólidas.
Brumas, con su gran habilidad, logró romper una de esas nubes y provocar una lluvia que cayó sobre el lago de los patos, brindando agua fresca y limpia para todos los animales del lugar.
Desde ese día, Brumas se convirtió en el guardián del cielo y siempre estaba dispuesto a ayudar a quien lo necesitara. Ya no sólo era reconocido por su habilidad de saltar sobre las nubes, sino por su gran corazón y espíritu de ayuda.
El zorro, por su parte, cumplió su promesa y logró encontrar una manera para que Brumas conociera el mar. Juntos, subieron al lomo del caballo y saltaron sobre las nubes hasta llegar a la costa.
Brumas se emocionó al ver el mar, con sus olas gigantes y su color azul profundo. El zorro, feliz de haber hecho realidad el sueño de su amigo, le agradeció por todos los momentos increíbles que habían compartido juntos.
Y así, la leyenda de Brumas, el caballo que saltaba sobre las nubes, y su espíritu de ayuda y amor a los demás, se extendió por todo el mundo animal. Brumas se convirtió en un ícono del cielo y todos los animales lo admiraron y respetaron por siempre como un verdadero héroe.